“A ver si quedamos un día de éstos” le había dicho Hombresinbigote a
Hombrecongafas.
Amigos desde la infancia, apenas si se veían últimamente desde que uno se
había echado novia y otro había tenido un niño. Así que levantó el teléfono y
lo llamó para proponerle a Hombresinbigote que hicieran realidad el anhelo.
Lo pilló sin la agenda delante, así que quedaron en hablar más tarde, pero
cuando Hombresinbigote llegó a casa era tan tarde que esperó al día siguiente.
Hombrecongafas descolgó el teléfono y escuchó la propuesta para quedar ese mismo fin de semana, pero justo tenía un compromiso así que lo intentó posponer al
fin de semana siguiente. Imposible. Hombresinbigote no estaba en la ciudad ese
fin de semana y después Hombrecongafas tenía un viaje de trabajo que le tendría
casi un mes en el extranjero.
El siguiente mes era un sudoku de fechas por lo que uno de los dos propuso
quedar para el verano y aprovechar el buen tiempo tomando unas cañas, pero al
otro le venían fatal las fechas del otro. A Hombresinbigote le pareció que
quizás habían elegido un mal año para cuadrar días disponibles y comenzó a
sugerir días del primer semestre del año siguiente, pero a Hombrecongafas le
venían mejor otros días del segundo semestre.
Contemplaron las opciones para toda la década siguiente y viendo que no
había manera siguieron avanzando en el tiempo hasta llegar a un acuerdo.
Aquel día Hombresinbigote, que ahora tenía un bigote cano, se tomaba una
caña en una plaza del pueblo frente a la iglesia donde, de riguroso luto,
esperaba la llegada del cuerpo de su amigo.
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