martes, 28 de octubre de 2014

Afeitado

Un poco de espuma manchaba el lóbulo de la oreja derecha. 
Al principio sólo iba a recortarse los pelos de la nariz, los de las orejas y quizás luego la barba pero después decidió que se veía mejor sin bigote y procedió al afeitado. Con un poco de espuma, agua caliente y una cuchilla nueva rasuró bien el labio superior. No le acababa de convencer así que echó más espuma sobre toda la barba manchando el lóbulo de la oreja derecha y pasó la maquinilla quedando ahora sí satisfecho por lo limpio de su rostro.
El problema era el largo de las patillas, así que las cortó, igualó, volvió a cortar y descubrió que en realidad no le gustaba el pelo así que ayudado por la tijera primero y con la maquinilla más tarde, afeitó toda su cabeza. Y se gustó. Salvo por las cejas.
Nunca había querido unas cejas tan pobladas y acabó con ellas de dos pasadas, con cuidado de no cortarse. Estaba perfecto. Pero era el momento de depilarse el pecho, afeitarse las axilas, la espalda y las piernas. Cuando no quedaba ningún pelo en sus nudillos comenzó a pasar la cuchilla por el pubis, los testículos y el perineo. No quedaba ni un vello en todo su cuerpo cuando empezó a raspar los azulejos de la pared con la maquinilla de afeitar. Tardó pero lo consiguió. Y no quedó rastro de la cenefa de frutas. Ni del cemento, si bien para ello cambió la cuchilla por otra que pudiera ayudarle a abrir aquel hueco en la pared que ahora contemplaba orgulloso.  
Un poco de espuma manchaba el lóbulo de la oreja derecha cuando se introdujo en su pabellón auditivo un sonido que a través del conducto auditivo llegó a la membrana del tímpano que lo convirtió en vibraciones moviendo la cadena de huesecillos. El sonido fue recibido por el caracol cuyo fluido se empezó a mover estimulando las células ciliadas que crearon rápidamente las señales eléctricas que el nervio auditivo llevó al cerebro. 
Para cuando éste descifró que era el sonido del techo cayendo sobre su cabeza ya era demasiado tarde.

No hay comentarios:

Publicar un comentario